“Hicimos (los almohades) un cercado
cuadrado en el llano y pusimos a cada uno de sus cuatro lados una fila de
hombres con largas lanzas y corazas defensivas, y detrás de ellos los de las
adargas y jabalinas formando la segunda línea, y detrás de ellos los de las
hondas con piedras en ellas, y detrás de ellos los arqueros con arcos de pie, y
en medio la caballería. Cuando los atacaba la caballería almorávide, ésta no
encontraba sino largas lanzas enfiladas, jabalinas, piedras y saetas voladoras.
Cuando no podían con la defensa y volvían, salía la caballería de los almohades
por los caminos que habían dejado y por las brechas que habían preparado, y
alcanzaba al que alcanzaba, y si volvían a la carga sobre ellos, entraban en el
bosque de las lanzas”
Al-Hulal al-Mawŝiyya. Crónica árabe de las dinastías almorávide, almohade y benimerín. (Ed. Huici Miranda)
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