miércoles, 20 de febrero de 2013

Espionaje y ardid musulmán


En los relatos que versan sobre la conquista musulmana de la península Ibérica, siempre se pueden rastrear elementos más legendarios, que elevan el ingenio y el protagonismo de personajes como Ṭāriq, cliente del gobernador de Ifrīqiya, que lideró las  tropas bereberes que entraron en un primer momento. Del autor, Ibn al-Kardabūs, no se sabe demasiado, tan solo que era alfaquí y que murió a principios del siglo XIII, en el Túnez meridional. Lo interesante de su obra son las ricas aportaciones que otorga, que no se reflejan en otras crónicas sobre al-Andalus, aunque aún es un misterio la procedencia de las fuentes que pudo manejar. La visión que aporta del desembarco de Ṭāriq  no deja de ser interesante por la cantidad de detalles que ofrece y la propia visión cristiana de los hechos. Como podemos apreciar en este fragmento, se llevaron a cabo estrategias planeadas para perturbar e inquietar al enemigo. Es una crónica muy valiosa de la que se pueden sacar conclusiones interesantes, que yo apenas he introducido muy por encima. 


[Entretanto] Rodrigo partió directamente a Córdoba deseando habérselas con Ṭāriq. Cuando ambos estuvieron cerca, Rodrigo escogió  un hombre valiente, experto en los combates y en sus argucias, y le ordenó que se metiese en el ejército de  Ṭāriq y viese sus características y su aspecto. Entonces él avanzo hasta entrar en el campamento de los musulmanes, pero Ṭāriq, reparando en él, ordenó que la carne de algunos muertos fuese troceada y cocida. La gente cogió los muertos, cortaron su carne y la cocieron y el enviado de Rodrigo que ellos la comían.
Cuando cayó la noche, Ṭāriq ordenó quitar aquella carne y enterrarla, y [ordenó] degollar vacas y ovejas y poner su carne en aquellas marmitas.
Por la mañana despertaron las gentes y se las convocó para compartir la comida. Entonces comieron de ella y el enviado de Rodrigo comió en su compañía. Cuando terminaron, el enviado marchó a [donde] Rodrigo y le dijo “Ha llegado a ti una nación que come la carne de los muertos de los hijos de Adán, sus características son las características que encontramos en la Casa Sellada. Han pegado fuego a sus barcos y se han preparado para la muerte o la conquista”.
Entonces Rodrigo y su ejército experimentaron dudas de inquietud que no habían sospechado.



IBN AL-KARDABŪS, Historia de al-Andalus (Kitāb al-Iktifā’), Estudio, traducción y notas de Felipe Maíllo Salgado, Akal S.A., Madrid, 2008


Aurora González Artigao

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